Ruggiero, que se había formado en el servicio diplomático italiano, ocupó el cargo de Director General entre 1995 y 1999 y siempre se distinguió por su gran energía y determinación. Estaba convencido de que la OMC y el sistema multilateral de comercio eran instrumentos de primera importancia para la paz y la prosperidad. Su línea fue siempre la búsqueda de terrenos de entendimiento entre posiciones de negociación muy diversas y supuestamente contradictorias. A finales de la década de 1990 jugó un papel determinante para la conclusión de tres acuerdos importantes de la OMC, para los productos de tecnología de la información, el comercio de servicios de telecomunicaciones y el comercio de servicios financieros.

Su labor de acompañamiento de los ministros en la Primera Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Singapur en 1996 también fue decisiva. Fue en Singapur que la OMC decidió incrementar sus actividades para los países menos adelantados e iniciar la labor de facilitación del comercio, actualmente uno de los puntos más importantes del programa de negociaciones de la Organización. Ruggiero dirigía la OMC en 1998 cuando se celebró en Ginebra el cincuentenario del sistema multilateral de comercio y la Segunda Conferencia Ministerial, en la que participaron muchos Jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el Presidente sudafricano Nelson Mandela, el Presidente de los Estados Unidos Bill Clinton, el Primer Ministro británico Tony Blair, el Presidente de Cuba Fidel Castro, y el Presidente del Brasil Fernando Henrique Cardoso. Renato Ruggiero fue el primer Director General que exhortó a suprimir todos los contingentes y los derechos de aduana sobre las exportaciones de los países más pobres del mundo.

Así lo recuerda el actual Director General, Pascal Lamy: “Renato Ruggiero era un gran defensor del multilateralismo. Su labor consolidó las bases para crear una Organización con mayor capacidad y que puede responder mejor a las necesidades de sus Miembros y de los ciudadanos. Conocí a Renato a finales de los 80, cuando desempeñábamos ambos funciones de sherpa del G-7, el grupo de países más industrializados. Puedo decir que era un internacionalista, una persona convencida de que obrar por el futuro suponía crear instituciones sólidas y dedicadas a tender puentes entre los pueblos. Renato Ruggiero dedicó su vida a este objetivo de unión de los pueblos, en Italia, en Europa y en todo el mundo. Vaya nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos”.