Es
un gran honor para mí declarar abierta esta Conferencia de Ministros
de Comercio de la OMC para los países de Asia Central y el Cáucaso.
Deseo expresar mi sincera gratitud a nuestro anfitrión, el Presidente
Eduard Shevardnadze, y a las autoridades de Georgia. Es la primera vez
que la OMC organiza una Conferencia de alto nivel de este tipo en la
región. Hemos hecho hasta ahora demasiado poco, y confío en que esta
Conferencia contribuya a corregir esa negligencia y a fomentar la
integración de la región en el sistema multilateral de comercio.
Esta
Conferencia tiene en mi opinión dos objetivos globales. En primer
lugar, ayudar a los países de la región que se han adherido
recientemente o que han iniciado el proceso de adhesión a la OMC a
participar con éxito en el sistema multilateral de comercio y, en
segundo lugar, ayudar a identificar formas de apoyar a esos países en
sus preparativos para participar en el actual proceso de negociación.
La Conferencia brinda una oportunidad única de intercambiar opiniones
y compartir experiencias sobre una amplia gama de cuestiones
relacionadas con la OMC y con el comercio. Nos ayudará a aprender
directamente de ustedes cuáles son los desafíos que enfrentan sus
países. Me permito alentarles a utilizar esta oportunidad para
realizar debates interactivos y eficientes sobre cuestiones de
importancia para todos nosotros.
Los
países de Asia Central y el Cáucaso, situados entre Europa y Asia,
han estado siempre en el “centro del mundo”. Hace más de 1.000
años, cuando la Ruta de la Seda vinculaba a Asia con Europa, muchos
países de la región formaban parte de ese corredor vital. Sir
Halford MacKinder, uno de los fundadores de la geopolítica, postuló
una vez la teoría de que el control del corazón de Eurasia lleva al
control de la inmensa superficie terrestre de Eurasia y, en
consecuencia, al control del mundo. Sir MacKinder tenía razón, pero
sólo en parte. En el mundo de hoy, lo importante no es solamente el
control de la geografía, sino el conocimiento y las capacidades
productivas, y el comercio y las inversiones que son resultado de
ellas. Esta región está volviendo a despertar y a asumir su
importante función como “centro del mundo”. Se dedica actualmente
mucha atención y mucho interés a esta región, que está creciendo a
un ritmo más rápido que el resto del mundo. Por ejemplo, los modelos
económicos predicen tasas de crecimiento para Kazajstán y
Azerbaiyán del 8 por ciento. Se prevé que Georgia, Armenia y
Kirguistán crezcan a un ritmo del 5 por ciento.
Oportunidades
y beneficios del sistema basado en normas de la OMC
A
través de la OMC, podría lograrse que estas cifras aumentaran aún
más. Para los países de Asia Central y el Cáucaso, al igual que
para el resto del mundo, la OMC ofrece un sistema basado en normas
dentro del cual es posible liberalizar el comercio internacional. Los
principios de no discriminación de la OMC -que constituyen el
elemento esencial del sistema de la OMC-, la consolidación de los
compromisos negociados y la liberalización progresiva del comercio
garantizan la equidad en las relaciones comerciales y proporcionan una
salvaguardia contra los impulsos proteccionistas. Todas y cada una de
las normas de la OMC son negociadas por los gobiernos Miembros y
aprobadas por consenso. Sólo mediante un sistema como éste es
posible proteger los derechos comerciales legítimos de todos los
países, grandes o pequeños.
El
sistema de derechos y obligaciones de la OMC guarda también una
relación crucial con las cuestiones de desarrollo -la adhesión al
imperio de la ley y la buena gobernanza. Los países deciden
pertenecer a la OMC y contraer esos compromisos por la simple razón
de que tienen un interés enorme en hacerlo. La alternativa es una
economía mundial menos abierta, menos próspera y más incierta; esta
es una opción que muy pocos países elegirían libremente.
Actualmente, todos los gobiernos quieren obtener inversiones
extranjeras directas. Muchos reconocen actualmente que la manera de
atraer esas inversiones es demostrar que sus regímenes comerciales
son estables y dignos de confianza. Una forma importante en que los
gobiernos pueden demostrar su empeño en asegurar la estabilidad
política, la previsibilidad y la buena gobernanza es mediante su
adhesión a la OMC. Ello muestra a los posibles inversores, tanto
nacionales como extranjeros, que están dispuestos a acatar un
conjunto convenido de normas y entendimientos.
Hay
también un argumento histórico para formar parte en la OMC. La
liberalización y el sistema multilateral de comercio funcionan bien.
El comercio genera ganancias de divisas y moviliza recursos internos
para el crecimiento económico. El sistema ha demostrado repetidamente
su valor. Los últimos 50 años han sido testigos de una prosperidad y
un crecimiento sin precedentes y se ha hecho más para luchar contra
la pobreza en los últimos 50 años que en los 500 años anteriores.
Evidentemente, la liberalización del comercio es sólo un ingrediente
del conjunto de políticas necesarias para el desarrollo. La
liberalización del comercio ayudará poco a una nación que está
desgarrada por la guerra o que gasta todos sus ingresos de la
exportación en armamentos. Tampoco servirá de mucho sin una buena
gobernanza o con una enorme deuda pendiente. Una ronda de
negociaciones comerciales no ayudará a los países que no tienen
capacidad interna ni infraestructura para aprovechar las nuevas
oportunidades de acceso al mercado. La liberalización del comercio
debe ir por eso acompañada de otras reformas.
El
Programa de Doha para el Desarrollo
Esta
Conferencia brinda una oportunidad de conocer las prioridades de los
países de la región y los problemas y desafíos que enfrentan
ustedes para integrarse en el sistema multilateral de comercio. En
nuestro programa de dos días examinaremos también algunas de las
cuestiones más críticas a que hace frente la OMC desde perspectivas
nacionales, regionales y multilaterales. Para facilitar nuestros
debates, les ruego me permitan poner de relieve algunos aspectos del
programa de trabajo de la OMC. En la Conferencia Ministerial de Doha
celebrada en noviembre pasado, los Miembros de la OMC aprobaron el
Programa de Doha para el Desarrollo, iniciaron una ronda amplia de
negociaciones comerciales y establecieron un plazo ambicioso, el 1º
de enero de 2005, para la terminación de esas negociaciones. No es
mucho tiempo, pero los Miembros están encarando su labor con urgencia
y responsabilidad. El impulso a partir de Doha ha sido notable. Los
Miembros han establecido un Comité de Negociaciones Comerciales para
supervisar las negociaciones. Han designado al Director General
presidente ex officio de ese órgano. Se ha determinado la estructura
de las negociaciones y se han seleccionado todos los presidentes de
los distintos órganos de negociación. Los Miembros han convenido
también en que la próxima Conferencia Ministerial se celebre en
Cancún (México) del 10 al 14 de septiembre de 2003.
Muchos
observadores pensaron que llevaría muchos meses, y tal vez años,
adoptar estas decisiones principalmente administrativas. Esa había
sido la experiencia tras el lanzamiento de la Ronda Uruguay. Sin
embargo, gracias a su voluntad y su determinación, los Miembros han
avanzado rápidamente a las negociaciones sustantivas. Por nuestra
parte, la Secretaría está bien preparada para ayudar a los Miembros
en su labor. Hemos consolidado nuestras estructuras internas y
reorientado claramente nuestras prioridades para tener en cuenta el
Programa de Doha.
Creo
que podremos concluir la ronda dentro del plazo de tres años
convenido por los Ministros. Pero debemos redoblar el paso de las
negociaciones. Y debemos incorporar en nuestra labor las lecciones de
Doha. El camino hacia México y hacia la conclusión exitosa de la
ronda debe incluir varios elementos clave.
Un
elemento crucial para el éxito será la asistencia técnica y la
creación de capacidad, o sea, la ayuda a los Miembros más pobres
para integrarse en el sistema de comercio y participar plenamente en
las negociaciones. Los Miembros han actuado ya en forma decisiva
mediante la aprobación de un presupuesto incrementado para la
Secretaría y la promesa de 30 millones de francos suizos para un
nuevo Fondo Fiduciario mundial para la asistencia técnica. Estos 30
millones, que equivalen al doble de la cifra solicitada, son un firme
apoyo para seguir adelante con el Programa de Doha para el Desarrollo.
Nuestra tarea es hacer que los recursos se usen de manera prudente y
adecuada. Ya se han hecho buenos progresos en ese sentido. La
Secretaría tiene un amplio programa de actividades para 2002, y
estamos procediendo a su aplicación. Hemos establecido también
nuevos sistemas de auditoría y evaluación para asegurar que los
Miembros estén informados y que haya más transparencia y rendición
de cuentas en nuestros trabajos de asistencia técnica. Hemos
contratado también nuevos funcionarios para mejorar nuestra capacidad
de asistencia técnica. Esos funcionarios estarán en sus puestos en
las próximas semanas.
Estamos
tratando de ser innovadores. El Instituto de Formación de la OMC
organiza cursos de capacitación muy exitosos en Ginebra para los
funcionarios de los gobiernos. Hemos duplicado recientemente la
capacidad de estos cursos. Con el fin de ampliar esas actividades,
estamos tratando de iniciar lo antes posible en los países
anfitriones cursos para funcionarios comerciales de tres meses de
duración conducentes a un diploma. Esos cursos se basarán en los
planes de estudios del Instituto de Formación de la OMC, y ayudarán
a los países a crear un cuerpo de asesores para los ministerios a
tiempo para la nueva Conferencia Ministerial. Confío en que podamos
iniciar pronto los cursos en dos universidades de África. Confío
también en que la idea se haga extensiva oportunamente a otras
regiones. Es una labor en marcha, y desearíamos idealmente organizar
cursos conducentes a un diploma de maestría para funcionarios
jóvenes. Esta última idea no se materializará durante mi mandato,
pero podría ser realidad durante el mandato de mi sucesor, el Dr.
Supachai.
En
colaboración con otros organismos, estamos elaborando una nueva base
de datos y de archivos de los países de modo que puedan coordinarse
nuestros esfuerzos colectivos y podamos identificar las lagunas en
nuestra prestación de asistencia técnica relacionada con el comercio.
Esto nos ayudará a ser más transparentes y responsables ante los
Ministros. Necesitamos también este sistema de alerta temprana para
hallar y solucionar las deficiencias. El año que viene será muy
tarde para descubrir los problemas.
Sabemos
que las necesidades de asistencia de la OMC o de asistencia técnica
relacionada con el comercio de los países en desarrollo y las
economías en transición van mucho más allá de lo que la OMC
puede y debe suministrar. Necesitamos ser absolutamente claros acerca
de los límites de lo que puede y no puede hacer la OMC con respecto
al Programa de Doha para el Desarrollo. No nos corresponde decir a los
países o a las empresas que fabriquen camisetas o zapatos, ni que
construyan aeropuertos o puertos marítimos. La verdad es que más del
10 por ciento de nuestro presupuesto se destina al Centro de Comercio
Internacional, que existe con el fin de ayudar a las empresas a
navegar a través de los acuerdos y normas para hacer llegar los
productos al mercado, y que ese Centro realiza un trabajo excelente.
Esa es su actividad principal. Otras organizaciones pueden ayudar con
la infraestructura física; esa es su actividad principal. Nosotros
podemos cooperar con otros organismos, y lo hacemos. Pero debemos
ocuparnos de nuestra actividad principal, que es la liberalización
del comercio, el Programa de Doha para el Desarrollo y la eliminación
de los obstáculos al comercio, de modo que las personas de todas
partes puedan resultar beneficiadas.
Los
países de esta región necesitan asistencia técnica en primer lugar
para sumarse a nuestra Organización y luego para participar
efectivamente en nuestras negociaciones actuales. Junto con mis
colaboradores, estoy aquí para aprender y para trabajar con ustedes
con el fin de identificar oportunidades de prestar esa asistencia. En
los próximos dos días, les pediré su orientación y su
asesoramiento.
Otro
elemento importante en la ruta trazada por la OMC es la transmisión
del mensaje correcto a fin de movilizar el apoyo del público. Es
aquí donde creo que los Ministros y los funcionarios, incluidos
ustedes los aquí presentes, pueden ayudar. Los beneficios potenciales
de la ronda son enormes y los argumentos económicos y de desarrollo
en favor de ella, irrefutables. Tenemos que explicar estos beneficios
de manera de conseguir el apoyo no sólo de los negociadores
comerciales sino también de los políticos, los que formulan las
políticas, los que plasman la opinión pública, la comunidad
empresarial y todos los demás participantes en la sociedad civil.
- En
términos económicos, la reducción en una tercera parte de los
obstáculos al comercio en la agricultura, la manufactura y los
servicios daría a la economía mundial un impulso de
613.000 millones de dólares EE.UU. Esto equivale a añadir
una economía del tamaño del Canadá a la economía mundial.
- La
eliminación de los obstáculos al comercio aumentaría el ingreso
mensual en 2,8 billones de dólares EE.UU. y sacaría de la
pobreza para el año 2015 a 320 millones de personas.
- En
términos de desarrollo, la eliminación de todos los obstáculos
arancelarios y no arancelarios proporcionaría a los países en
desarrollo beneficios de alrededor de 182.000 millones de
dólares EE.UU. en el sector de servicios, 162.000 millones
en el sector de manufacturas y 32.000 millones en el sector
de la agricultura.
- En
lo que hace a los países más pobres del mundo, los estudios
muestran la medida en que los obstáculos al comercio y los
aranceles de los países ricos les perjudican. Me permito tomar un
ejemplo de un libro que he leído recientemente. Tanto los
mongoles como los noruegos pagaron a los Estados Unidos alrededor
de 23 millones de dólares en aranceles el año pasado, pero
Mongolia exportó 143 millones de dólares y Noruega
5.200 millones, o 40 veces más. De hecho, los mongoles
pagaron 16 centavos para vender a los Estados Unidos el
equivalente de 1 dólar en suéteres y trajes, en tanto que los
noruegos pagaron 0,5 centavo por el equivalente de 1 dólar en
salmón ahumado de alta calidad, partes de motores de aviones y
crudo del Mar del Norte.
Por
supuesto, los países no necesitan esperar la conclusión de la Ronda
de Doha para el Desarrollo para iniciar las reformas ni para
liberalizar el comercio. El comercio Sur-Sur creció en el decenio de
1990 más rápido que el comercio mundial, y le corresponde ahora más
de la tercera parte de las exportaciones de los países en desarrollo,
o alrededor de 650.000 millones de dólares. El Banco Mundial comunica
que el 70 por ciento de la carga que pesa sobre las exportaciones de
manufacturas de los países en desarrollo es resultado de obstáculos
al comercio de otros países en desarrollo. Cuanto más rápidamente
se eliminen esos obstáculos, más rápidos serán los resultados para
los países en desarrollo y las economías en transición.
Otras
cuestiones importantes para el desarrollo y la buena gobernanza, como
la transparencia en la contratación pública, la política de
competencia y la facilitación del comercio, necesitan dirección de
los niveles políticos más altos. La facilitación del comercio, de
acuerdo con estudios realizados por el APEC y la UNCTAD, generará
beneficios enormes. Las oportunidades de acceso a los mercados no
serán muy significativas si los camiones son detenidos en las
fronteras durante días debido a demoras burocráticas. Es necesario
mejorar con urgencia la infraestructura del sector público para
proteger y promover los derechos de propiedad y los sistemas
judiciales nacionales. Los obstáculos burocráticos y la mala
administración, en cualquier lugar en que se produzcan, tanto en los
países desarrollados como en los países en desarrollo o las
economías en transición, son costosos y corrosivos.
Estos
son entonces algunos de los elementos importantes de nuestro programa
de trabajo de la OMC y de la ruta trazada hasta México y hacia
la conclusión de la ronda: el aumento de la asistencia técnica con
más transparencia y mejor rendición de cuentas; la coherencia con
otros organismos; la colaboración con la sociedad civil; la
comunicación efectiva de los beneficios de la liberalización a fin
de obtener el apoyo de los principales participantes. Más allá de
esto, necesitamos asegurar que nuestros procesos en la OMC apoyen
debidamente las negociaciones y sean transparentes y dignos de
confianza. Sobre la base de mi experiencia de Doha, puedo decirles que
es vital que mantengamos a los Ministros plenamente informados y
comprometidos con nuestro trabajo. La orientación, los conocimientos
y la flexibilidad que ustedes pueden darnos serán necesarios en todos
los puntos de nuestras negociaciones. Si se puede contar con todos
estos elementos, corresponderá a los negociadores comerciales de los
Miembros de la OMC trabajar con empeño y flexibilidad para hacer
realidad los enormes beneficios que ofrece el sistema multilateral de
comercio.
Desafíos
y oportunidades de adhesión
Por
último, a medida que progresa el Programa de Doha para el Desarrollo,
hay 28 países que desean adherirse a la OMC, entre ellos varios de
esta región. La adhesión a la OMC ha sido una de mis principales
prioridades, y me enorgullezco enormemente de que 10 países —
Albania, China, el Taipei Chino, Croacia, Estonia, Georgia, Jordania,
Lituania, Moldova y Omán — que representan más de la cuarta parte
de la población del mundo, se hayan adherido a la OMC durante mi
mandato. La Secretaría está haciendo todo lo posible por apoyar
nuevas adhesiones. Pero no debemos olvidar que la adhesión a la OMC
está directamente vinculada a un proceso sólido de reforma
económica interna. Este es un resultado natural de la necesidad de
ajustar las estructuras económicas y jurídicas internas de los
países a las normas básicas internacionales, cuya expresión es el
Acuerdo de la OMC. Los adelantos en la reforma interna desempeñarán
un papel importante en la determinación del ritmo de adhesión a la
OMC.
Es
evidente que el proceso de reforma interna y de adhesión tendrá
consecuencias económicas, políticas y sociales de gran alcance. Los
cambios de este tipo requieren por eso visión de futuro, valor y
determinación. Requieren también la creación de consenso entre
grupos de intereses nacionales para apoyar los cambios, pese a las
dificultades inevitables. Los beneficios de pertenecer a la OMC deben
comunicarse efectivamente para lograr el apoyo de sectores clave de la
sociedad. Los empresarios, por ejemplo, deben participar en mayor
medida en nuestra labor y expresar más claramente su apoyo al sistema
comercial.
El
Programa de Doha para el Desarrollo definirá las relaciones
comerciales internacionales en la primera parte del nuevo siglo.
Necesitamos asegurarnos de que todos los países tengan la oportunidad
de beneficiarse de él y de plasmar el futuro del sistema multilateral
de comercio. La adhesión de los países de Asia Central y el Cáucaso
es un paso adelante importante para lograr la plena universalidad de
la OMC. Esto será beneficioso para el sistema y para todos los
Miembros. Nuestra Conferencia marca un nuevo jalón importante en la
integración esperada de la región en el sistema multilateral de
comercio.
¿Por
qué están ustedes aquí? ¿Por qué ha tomado la OMC esta iniciativa
de invitar a los Ministros y funcionarios de países Miembros y no
miembros a reunirse en esta fantástica ciudad de Tbilisi? Esta es una
oportunidad de intercambiar información y opiniones. Es una
oportunidad de intercambiar ideas sobre la forma en que podemos
trabajar juntos eficaz y efectivamente para el bien de esta región.
Es una oportunidad de que añadan ustedes sus voces a nuestra
Organización y de asegurar que tengan ustedes una participación
efectiva en el sistema de comercio mundial. Muchas gracias.