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7 La OMC puede ... hacer que se oiga más a los débiles

Los países pequeños serían más débiles si no existiese la OMC. Las diferencias en la capacidad de negociación se reducen gracias a las normas convenidas, a la adopción de decisiones por consenso, y a la creación de coaliciones.

Las coaliciones contribuyen a que los países en desarrollo hagan oír su voz en las negociaciones. Los acuerdos resultantes de las negociaciones significan que todos los países, incluidos los más poderosos, tienen que respetar las normas. El imperio de la ley sustituye a la ley del más fuerte.

La geopolítica de la OMC está cambiando.  En los últimos años, los países en desarrollo han sido bastante más activos en todas las esferas de trabajo de la OMC.  Se han asegurado de que el desarrollo sea parte esencial de las negociaciones de la Ronda de Doha y han presentado un número de propuestas sin precedente sobre la agricultura y otras cuestiones.

Participan activamente en todos los consejos y comités de la OMC.  Han forjado muchas coaliciones para aumentar su capacidad de negociación, en particular en las negociaciones.  Algunas coaliciones se componen únicamente de países en desarrollo;  otras son mixtas y se basan en intereses comunes que trascienden de las fronteras entre países desarrollados y en desarrollo.

Hasta mediados del decenio de 1990, se consideraba que los países de la "Cuadrilateral" -los Estados Unidos, la UE, el Japón y el Canadá, que por entonces representaban la mayor parte del comercio- eran los principales artífices del consenso.  Hoy en día, todo intento de salir de una situación de estancamiento importante tiene que contar al menos con algunas de las principales economías emergentes y con representantes de diversas coaliciones, incluidos las de países menos adelantados.

Si no fuera así, no tendría mucho sentido que hubiese un sistema "multilateral" de comercio.

Una de las características importantes de la OMC es que las decisiones se toman por consenso.  Cada país tiene que estar convencido antes de que se pueda llegar a un acuerdo.  El compromiso es fundamental:  todo lo que se propone se tiene que ir perfeccionando hasta que es aceptable para todos, o, para ser exactos, hasta que nadie opone objeciones.  El consenso significa que nadie disiente.

Otra característica:  las normas convenidas.  Todos los países, grandes o pequeños, débiles o poderosos, tienen que seguir en general las mismas normas.  Hay excepciones, plazos más largos o cierta flexibilidad para los países más pobres, pero sigue siendo el mismo conjunto de normas.  La flexibilidad no es más que una manera de lograr que esos países más pobres puedan respetar las normas.

Las normas son el resultado de negociaciones y decisiones tomadas por consenso, y han sido ratificadas por los parlamentos de los Miembros.  La negociación que dio lugar al establecimiento de la OMC, la Ronda Uruguay (1986-94), sólo fue posible gracias a un compromiso.  Los países desarrollados se avinieron a reformar el comercio de textiles y productos agrícolas, dos cuestiones que eran importantes para los países en desarrollo.

Una vez convenidas las normas, todos los países deben respetarlas por igual.  Lo mismo se aplica al sistema de solución de diferencias, que es semejante a un tribunal.  En lo que va de siglo, salvo por unos pocos años, los países en desarrollo han presentado reclamaciones por lo menos en la mitad de las diferencias jurídicas, y a veces mucho más.  Esas reclamaciones iban dirigidas a países desarrollados y a países en desarrollo.  Sin la OMC, esos países más pequeños no habrían podido actuar contra sus interlocutores comerciales, más poderosos.

Y además, está la asistencia

Asistencia técnica y formación.  Se trata de una esfera en que la OMC está muy implicada.  La OMC forma a funcionarios de los países en desarrollo para que puedan trabajar mejor en el sistema.  Entre otras cosas, se les forma sobre cómo negociar eficazmente en el marco de las normas.  Cada año, la OMC organiza un centenar de seminarios, talleres y otras sesiones de formación para esos funcionarios, que también acuden a Ginebra para cursos de política comercial que son más largos.

Asesoramiento jurídico.  Ginebra cuenta con un Centro de Asesoría Legal en Asuntos de la OMC, que no forma parte de la OMC pero que está asociado con ella, y que ofrece a los países en desarrollo asesoramiento jurídico y formación sobre la legislación de la OMC a un precio módico, y les ayuda en los procedimientos de solución de diferencias a unos honorarios reducidos. 

El Centro permite a esos países comprender plenamente sus derechos y obligaciones conforme a la legislación de la OMC y tener las mismas oportunidades de defender sus intereses en los casos de solución de diferencias de la OMC (www.acwl.ch).

Instituciones académicas.  La OMC ha establecido un programa de cátedras con el fin de ayudar a determinadas instituciones académicas de países en desarrollo a conocer mejor el comercio y contribuir al desarrollo de las políticas comerciales (véase www.wto.org/chairprogramme).