Cuestiones abarcadas por los Comités y Acuerdos de la OMC
EXÁMENES DE LA POLÍTICAS COMERCIALES: PRIMER COMUNICADO DE PRENSA, RESUMEN DEL INFORME DE LA SECRETARÍA Y DEL INFORME DEL GOBIERNO

Unión europea: noviembre de 1997

COMMUNICADO DE PRENSA
PRENSA/TPRB/65
12 de noviembre de 1997



LA APLICACIÓN DE LAS NORMAS DE LA OMC Y LA REALIZACIÓN DEL MERCADO ÚNICO CONDUCEN A UNA MAYOR LIBERALIZACIÓN EN LA UNIÓN EUROPEA

Según un nuevo informe de la Secretaría de la OMC, el programa del Mercado Único de la Unión Europea y la liberalización en el marco de la OMC han mejorado, en general, las condiciones de acceso de los interlocutores comerciales de la UE y aumentado la apertura de la economía de la Unión a la competencia internacional y al cambio estructural. Sin embargo, a pesar de la liberalización progresiva todavía existen obstáculos internos importantes que dificultan la asignación eficiente de los recursos. Esto eleva los costos en algunos sectores de la industria y de los servicios con consecuencias negativas para el crecimiento y la competitividad.

El actual período de transición en la integración económica europea plantea dificultades tanto para la UE como para el sistema multilateral de comercio.

El informe de la Secretaría de la OMC sobre las políticas y medidas comerciales de la UE incluye las modificaciones producidas desde el último examen de las políticas comerciales, que se llevó a cabo en 1995. El informe de la OMC y la exposición de políticas preparada por la Unión Europea servirán de base para el examen de las políticas y prácticas comerciales de la UE a que procederá el Órgano de Examen de las Políticas Comerciales de la OMC, el 25 y 26 de noviembre.

El informe confirma que en los dos últimos años ha continuado el progreso constante de la UE hacia un régimen de comercio exterior más liberal, como resultado de los efectos convergentes de la aplicación de los compromisos arancelarios en el marco de la OMC, la eliminación de contingentes y las limitaciones voluntarias de las exportaciones, los nuevos compromisos multilaterales en materia de productos de tecnología de la información y servicios de telecomunicaciones, y la realización del Mercado Único. El informe observa que en un número creciente de ámbitos, como la armonización de normas o la liberalización de los servicios, el proceso del Mercado Único y la liberalización multilateral se han reforzado mutuamente dando lugar a mejoras en el acceso al mercado para los proveedores de terceros países.

La protección en frontera ha disminuido en los dos últimos años. Los aranceles n.m.f. medios aplicados a los productos industriales han descendido del 6 por ciento en 1995 al 4,9 por ciento en 1997, y deberían ser inferiores al 3 por ciento al final del siglo. En la agricultura, los tipos medios, si bien eran mucho más elevados, descendieron del 25 por ciento en 1995 al 20,8 por ciento en 1997. Los temores de que el desmantelamiento gradual de las limitaciones voluntarias de las exportaciones pueda traducirse en un intenso aumento de las medidas antidumping no se han materializado ya que el número de iniciaciones y de medidas vigentes se estabilizó entre 1992 y 1996. Sin embargo, la protección de las importaciones y el recurso a medidas excepcionales sigue siendo importante en determinados sectores industriales tales como los de los textiles, los automóviles y los aparatos electrónicos de consumo, en los que unos aranceles elevados pueden coexistir con una intensa actividad antidumping. La agricultura sigue estando protegida por aranceles elevados, con crestas en el caso de los cereales, la carne, los productos lácteos, las aves de corral, el azúcar y el tabaco.

El informe señala que, a medida que va reduciendo gradualmente en la frontera la protección tradicional, se vuelven más manifiestos los obstáculos internos a la competencia y la asignación eficiente de recursos. La asistencia gubernamental prestada a las economías de la UE sigue siendo considerable a nivel internacional ya que equivale a unos 100.000 millones de ecus de ayuda estatal prestada por los Estados miembros, además de otras formas de incentivos a la inversión y ayudas ofrecidas por las administraciones locales, así como por programas comunitarios de subvenciones. La apertura de la contratación pública, que representa el 12 por ciento del PIB de la Unión, hasta la fecha ha tenido un efecto limitado en los abastecedores externos.

A pesar de que se ha producido cierta liberalización recientemente, la competencia insuficiente de determinados mercados de servicios lleva aparejados costos elevados para los consumidores y las industrias usuarias. Como se señala en el informe, la eliminación de las restricciones al comercio de servicios, tanto en el interior del Mercado Único como en el exterior, se ha convertido en un objetivo fundamental de la política de la Comunidad. Esto se refleja en los recientes avances registrados en los sectores de servicios financieros, telecomunicaciones y transporte aéreo. La velocidad de la reforma está condicionada por factores políticos internos y por la velocidad de las negociaciones externas. No obstante, el modo de proceder de la UE ha sido constante y resuelto.

El informe destaca que, hasta ahora, la industria manufacturera se ha beneficiado en gran parte de reducciones continuas de los obstáculos arancelarios y no arancelarios. La aplicación de las normas de la OMC a los textiles y las prendas de vestir, la introducción del Acuerdo sobre Tecnología de la Información y las medidas de realización del Mercado Único refuerzan esta tendencia. En cambio, los sectores que siguen estando protegidos de la competencia mundial por la persistencia de una combinación de aranceles elevados, ayuda estatal y fragmentación del mercado experimentan debilidades estructurales y dificultades para adaptarse a nuevas tendencias, exigencias y tecnologías del mercado. También ha surgido inquietud en la UE por la necesidad de huir de una especialización excesiva en los productos de tecnología media.

En la esfera de la agricultura, las tendencias de mercado favorables han facilitado la aplicación de las reformas de la Política Agrícola Común y el cumplimiento de las obligaciones en el marco de la OMC. Los aranceles medios han disminuido, pero subsisten elevados derechos fuera de cuota para proteger sectores sensibles. Si bien han seguido creciendo, las transferencias financieras a la agricultura representan ahora una parte menor del presupuesto de la UE; la asistencia adopta cada vez más la forma de pagos directos. La adhesión futura de los países de Europa Central y Oriental, que está prevista en las propuestas de la "Agenda 2000" de la Comisión, es probable que imponga nuevas limitaciones a las subvenciones agrícolas. Los planes para el futuro hacen hincapié en la adopción de medidas más orientadas al mercado, en una dependencia menor de los sistemas de apoyo de precios y de las subvenciones a la exportación, y en un mayor énfasis en el sostenimiento directo de los ingresos.

El informe de la OMC destaca que el examen se sitúa en un período de transición en la evolución de las políticas de la propia Unión Europea. Se están gestando cambios fundamentales, como el proceso tendente a la Unión Económica y Monetaria, una nueva ampliación y reformas de sectores esenciales como la agricultura y los servicios. Es probable que esos factores, junto con la perspectiva de que continúen las negociaciones en el marco del "programa incorporado" de la OMC, sigan ejerciendo presión para que se lleven a cabo nuevas reformas económicas y comerciales.

La introducción del euro será un factor fundamental que determinará las relaciones comerciales exteriores de la Unión durante los próximos años. La eliminación de los riesgos por tipo de cambio dentro de la zona del euro tendría que reportar beneficios directos en la esfera del comercio intracomunitario; sin embargo, el comercio tanto intracomunitario como extracomunitario debería beneficiarse de los costes menores de las transacciones y de una mayor transparencia del mercado único, así como de un incremento de la previsibilidad y seguridad del comercio.

La ampliación de la Unión y la expansión de la red preferencial de acuerdos de libre comercio de la UE, que ha proseguido en los dos últimos años, no pueden dejar de suscitar la preocupación de los interlocutores comerciales n.m.f. ante una posible desviación del comercio. También se manifiestan inquietudes acerca de los efectos sistémicos en el sistema multilateral de comercio. El informe observa que el Consejo de Ministros de la UE ha hecho un llamamiento para que se considere de forma más cuidadosa tanto la conformidad de los acuerdos preferenciales con las normas de la OMC como la aclaración de las normas de la OMC aplicables a los acuerdos comerciales regionales.

El informe concluye que las políticas y prácticas comerciales de la UE por lo general han evolucionado en una dirección favorable. Las normas y disciplinas multilaterales constituyen un punto de referencia cada vez más importante en la elaboración de las políticas de la Unión Europea. La observancia de las normas y disciplinas de la OMC y la continuación del proceso de realización del mercado único están aumentando, en general, la apertura y la previsibilidad del mercado de la UE. Esto, según el informe, beneficiaría tanto a la UE como a sus interlocutores comerciales.

Nota para las redacciones

El Órgano de Examen de las Políticas Comerciales (OEPC) de la OMC examinará el informe de la Secretaría de la OMC, junto con un informe elaborado por la Unión Europea, los días 25 y 26 de noviembre de 1997. El OEPC de la OMC realiza una evaluación colectiva de la gama completa de las políticas y prácticas comerciales de cada Miembro de la Organización a intervalos regulares, y sigue de cerca las tendencias y acontecimientos importantes que puedan tener consecuencias para el sistema mundial de comercio. Los dos informes citados junto con un acta del debate del OEPC y el resumen del Presidente, se publicarán oportunamente como documentación completa del examen de las políticas comerciales de la Unión Europea. Podrán obtenerse en la Secretaría de la OMC, Centro William Rappard, 154 rue de Lausanne, 1211 Ginebra 21.

Los informes abarcan la evolución de todos los aspectos de las políticas comerciales de la Unión Europea, como las leyes y reglamentos nacionales, el marco institucional, las prácticas comerciales por medidas y sectores. Desde la entrada en vigor del Acuerdo sobre la OMC, los informes abarcan también las "nuevas esferas" del comercio de servicios y los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio. Se adjuntan las observaciones recapitulativas de los informes de la Secretaría y de la Unión Europea. Los periodistas que deseen disponer del texto íntegro de los informes pueden solicitarlo a la Secretaría de la OMC.

Desde diciembre de 1989, han quedado completados los siguientes informes: Argentina (1992), Australia (1989 y 1994), Austria (1992), Bangladesh (1992), Benin (1997), Bolivia (1993), Brasil (1992 y 1996), Camerún (1995), Canadá (1990, 1992, 1994 y 1996), Colombia (1990 y 1996), Chile (1991 y 1997), Chipre (1997), Comunidades Europeas (1991, 1993 y 1995), Costa Rica (1995), Côte d'Ivoire (1995), Egipto (1992), El Salvador (1996), Estados Unidos (1989, 1992, 1994 y 1996), Fiji (1997), Filipinas (1993), Finlandia (1992), Ghana (1992), Hong Kong (1990 y 1994), Hungría (1991), India (1993), Indonesia (1991 y 1994), Islandia (1994), Israel (1994), Japón (1990, 1992 y 1995), Kenya (1993), Macao (1994), Malasia (1993), Marruecos (1989 y 1996), Mauricio (1995), México (1993 y 1997), Nigeria (1991), Noruega (1991 y 1996), Nueva Zelandia (1990 y 1996), Pakistán (1995), Paraguay (1997), Perú (1994), Polonia (1993), República Dominicana (1996), República Checa (1996), República de Corea (1992 y 1996), República Eslovaca (1995), Rumania (1992), Senegal (1994), Singapur (1992 y 1996), Sri Lanka (1995), Sudáfrica (1993), Suecia (1990 y 1994), Suiza (1991 y 1996), Tailandia (1991 y 1995), Túnez (1994), Turquía (1994), Uganda (1995), Uruguay (1992), Venezuela (1996), Zambia (1996) y Zimbabwe (1994).

Informe de la Secretaría

ÓRGANO DE EXAMEN DE LAS POLÍTICAS COMERCIALES
UNIÓN EUROPEA
Informe de la Secretaría - Observaciones recapitulativas

Introducción

El presente examen de las políticas y medidas comerciales de la Unión Europea es de carácter "provisional" como lo acordó en 1996 el Órgano de Examen de las Políticas Comerciales. Por lo tanto se centra principalmente en un estudio completo de la evolución de la política comercial, así como de la economía de la UE desde que se realizara el examen anterior en 1995; por otro lado, el estudio por sectores es en esta ocasión más selectivo que en exámenes anteriores y se centra en los nuevos elementos que han surgido en las principales esferas.

El examen se sitúa en un período de transición en la evolución de las políticas de la propia Unión. Se están gestando cambios fundamentales, como una nueva ampliación, el proceso tendente a la Unión Económica y Monetaria y reformas de sectores esenciales como la agricultura y los servicios. Es probable que esta evolución tenga una repercusión fuerte, si bien todavía no cuantificable, en la Unión y en el sistema multilateral; por consiguiente el presente informe constituye un intento para plasmar visualmente las direcciones adoptadas por las tendencias de las políticas y evaluar sus efectos potenciales en el sistema.

El entorno económico

Por término medio el crecimiento económico de la UE ha sido relativamente discreto (alrededor del 2 por ciento) desde el Examen de las Políticas Comerciales de 1995, lo que refleja la repercusión de la intensa desaceleración registrada desde mediados de 1995 a mediados de 1996. Desde la segunda mitad de 1996 se ha reforzado la confianza, lo que ha dado lugar a proyecciones de crecimiento real del PIB de cerca del 2,5 por ciento para 1997. Algunos Estados miembros (Irlanda y Finlandia) siguen registrando crecimientos más elevados que la media, las evoluciones en el ciclo de las economías más grandes se han sincronizado en mayor grado. El crecimiento medio en el conjunto de la Unión ha sido demasiado débil para permitir una mejora significativa en la esfera del desempleo, si bien los resultados de los Estados miembros a este respecto varían ampliamente. Las políticas fiscal y monetaria han mostrado una convergencia mayor, lo que ha dado lugar a unos tipos de cambio más estables dentro del Sistema Monetario Europeo.

Las exportaciones, estimuladas por el vigor de los mercados mundiales, han sido el factor que más ha contribuido al crecimiento económico. Las exportaciones de productos manufacturados se han orientado cada vez más hacia los mercados de rápido crecimiento de Asia y los productos de la tecnología moderna si bien subsisten inquietudes en cuanto a la concentración relativamente elevada del comercio de la UE en los productos de tecnología media y con una orientación hacia ciertas áreas geográficas de bajo crecimiento. El comercio de servicios, uno de los puntos fuertes de la UE, ha seguido beneficiándose de la liberalización internacional, los avances técnicos y una fuerte demanda de servicios de base tecnológica.

Los preparativos para la introducción de una moneda única (el euro) se han intensificado condicionando el curso de las políticas macroeconómicas en la mayoría de los Estados miembros. La introducción prevista del euro representa un nuevo paso en la integración económica dentro de la UE y es probable que también se convierta en un factor fundamental que determinará las relaciones comerciales exteriores de la Unión durante los próximos años. La eliminación de los riesgos por tipo de cambio dentro de la zona del euro tendría que reportar beneficios directos en la esfera del comercio intracomunitario; sin embargo, el comercio tanto intracomunitario como extracomunitario debería beneficiarse de los costes más bajos de las transacciones y de una mayor transparencia del mercado único, así como de un incremento de la previsibilidad y seguridad del comercio.

Evolución reciente de las políticas comerciales

Cuando se procedió al examen anterior, la realización del programa del Mercado Único y la conclusión de la Ronda Uruguay dominaban el orden del día de la UE. En los últimos dos años ha aumentado la prioridad dada a los preparativos de la introducción del euro y la reforma de las instituciones comunitarias con vistas a la futura ampliación. En el Consejo Europeo de Amsterdam, los Jefes de Estado o de Gobierno acordaron, entre otras cosas, revisar el artículo 113 del Tratado de Roma, lo que abre la posibilidad (siempre que se dé un acuerdo unánime del Consejo) de una posible ampliación de la competencia exclusiva de la Comisión para concertar acuerdos internacionales en lo relativo a ciertos tipos de servicios y a la propiedad intelectual.

En sustancia los objetivos básicos de la política comercial de la UE no han cambiado. Desde el punto de vista interno la Comunidad se ha centrado más en la consolidación del Mercado Único que en la concepción de nuevas direcciones normativas. Se está prestando atención a la profundidad y alcance de la transposición de la legislación de la UE en normas nacionales, así como a su aplicación en esferas como las de la contratación pública, el medio ambiente y la propiedad intelectual.

Desde el punto de vista externo la UE está manteniendo su enfoque plural, que combina las políticas bilaterales, regionales y multilaterales. Entre las prioridades bilaterales figura el robustecimiento de los vínculos económicos con los países vecinos mediante la aceleración de la estrategia previa a la adhesión para los países de Europa Central y Oriental (PECO) y los Estados Bálticos, así como la conclusión de una serie de Acuerdos de Asociación de nueva generación con los países del Mediterráneo, en los que se introduce progresivamente el libre comercio con carácter recíproco. El proceso de adhesión de los PECO ha dado un nuevo paso merced a una propuesta reciente de la Comisión (la "Agenda 2000") en el sentido de admitir la adhesión de Chipre, República Checa, Eslovenia, Estonia, Hungría y Polonia. La "Agenda 2000" también ofrece una primera evaluación de las consecuencias de la ampliación para la UE y los países seleccionados, e insta a que se lleven a cabo nuevas reformas en diversos sectores normativos como los de la agricultura, los fondos estructurales y el presupuesto comunitario.

Entre las iniciativas restantes figuró la conclusión de la revisión intermedia del Cuarto (y último) Convenio de Lomé y el comienzo del debate con miras a determinar la estructura de los acuerdos posteriores a Lomé; nuevos marcos para las relaciones con América del Norte, MERCOSUR o Asia; negociaciones sobre la liberalización del comercio con México, Chile y Sudáfrica; la conclusión de nuevos acuerdos de asociación y cooperación con los países de la antigua Unión Soviética y por último los avances en dirección a la eliminación de los obstáculos no arancelarios en el comercio bilateral con los Estados Unidos, en el contexto del Nuevo Diálogo Transatlántico.

Estas medidas, al robustecer la integración europea tanto en el Mercado Único como por medio de la red de acuerdos regionales y bilaterales, probablemente producirán efectos significativos sobre los terceros países, así como sobre el sistema multilateral en conjunto, no sólo gracias a medidas como la ampliación del acceso libre de derechos en régimen de libre comercio, y una liberalización acelerada de los contingentes para los textiles y las prendas de vestir procedentes de fuentes preferentes, sino también mediante la adopción del régimen comercial de la UE por parte de sus interlocutores, así como por la participación de éstos en nuevos sistemas de acumulación "diagonal" del origen. Ya en el período 1985-95, la participación del comercio intracomunitario de los productos manufacturados pasó del 54 al 68 por ciento de las exportaciones totales de la Comunidad, a medida que se iba realizando el Mercado Único; durante el mismo período los flujos intracomunitarios pasaron del 41 al 59 por ciento de las inversiones extranjeras directas comunitarias.

No obstante, al mismo tiempo la Unión emprendió resueltamente el proceso de aplicar la Ronda Uruguay y promovió la utilización de los procedimientos de solución de diferencias de la OMC. También contribuyó considerablemente al éxito de la Conferencia Ministerial de Singapur y se encontró en la primera línea de las recientes negociaciones del AGCS y del Acuerdo sobre Tecnología de la Información. El multilateralismo está pues firmemente arraigado en el programa político de la UE.

La política comercial por instrumentos

Los últimos dos años han confirmado ampliamente el progreso constante de la UE hacia un régimen de comercio exterior más liberal, como resultado de los esfuerzos combinados de la aplicación de las normas de la OMC en sectores como el de la reducción arancelaria o la eliminación gradual de los obstáculos no arancelarios, la ampliación de los compromisos n.m.f. mediante el Acuerdo sobre Tecnología de la Información y el nuevo acuerdo sobre los servicios de telecomunicaciones, así como la realización del Mercado Único. En un número cada vez mayor de ámbitos, como la armonización de normas o la liberalización de los servicios, el proceso del Mercado Único y la liberalización multilateral se han reforzado mutuamente dando lugar a mejoras en el acceso al mercado para los proveedores de terceros países. Por otra parte, en sectores como el de la contratación pública, la falta de aplicación de las directivas del Mercado Único puede tener consecuencias adversas para los proveedores exteriores.

Medidas en la frontera

Muchos de los interlocutores comerciales de la UE se benefician del régimen de zona de libre comercio u otro trato preferencial, pero todavía se aplican a la mayoría de las importaciones tipos n.m.f. Los Estados Unidos y el Japón siguen siendo los interlocutores comerciales más importantes y suministraron cerca del 20 y el 9 por ciento, respectivamente de las importaciones exteriores en 1996.

En 1997 el promedio aritmético de los aranceles n.m.f. para todos los productos era del 10 por ciento. Como reflejo de las obligaciones contraídas en la Ronda Uruguay los aranceles n.m.f. medios aplicados a los productos industriales han seguido disminuyendo, pasando del 6 por ciento en 1995 al 4,9 por ciento en 1997. En los sectores de los textiles, el automóvil y los aparatos electrónicos de consumo subsisten algunos derechos elevados. Las nuevas reducciones arancelarias, acordadas en el marco de la Ronda Uruguay y el Acuerdo sobre Tecnología de la Información, darán lugar a un promedio del arancel industrial n.m.f. inferior al 3 por ciento al final del siglo.

Como consecuencia del Acuerdo de la OMC, la totalidad de los aranceles agropecuarios han quedado consolidados, en comparación con los dos tercios que lo estaban anteriormente. Como ocurre en muchos Miembros de la OMC, los tipos medios aplicables a los productos agropecuarios son más elevados que los correspondientes a los productos industriales, lo que refleja la arancelización de anteriores gravámenes variables y restricciones a la importación con arreglo al Acuerdo sobre la Agricultura; el promedio aritmético del arancel n.m.f. de los productos agropecuarios se cifró en el 20,8 por ciento en 1997, lo que constituía un descenso con respecto al 25 por ciento correspondiente a 1995. El perfil arancelario muestra crestas en el caso de los cereales, la carne y los productos cárnicos, así como los productos lácteos, y de aves de corral, el azúcar y el tabaco.

En aplicación de las normas del Mercado Único, las condiciones de acceso han mejorado en lo relativo a diversos productos "sensibles". Las restricciones comerciales mantenidas previamente por los Estados miembros han quedado abolidas o, en algunos casos (el régimen del plátano, el "consenso" sobre los automóviles con el Japón y determinadas restricciones relativas a productos procedentes de países no miembros de la OMC) se han convertido en contingentes para toda la Comunidad. Se ha previsto que la mayoría de estas restricciones se extinga a final del siglo o poco después, como resultado de los Acuerdos de la OMC o en aplicación de acuerdos bilaterales. En los últimos dos años se han registrado avances en la eliminación de la mayoría de las medidas de zona gris (salvo en los automóviles) y en la integración en el GATT de una segunda lista de textiles y prendas de vestir.

Los temores de que el desmantelamiento gradual de las limitaciones voluntarias de las exportaciones pueda traducirse en un intenso aumento de las medidas antidumping no se han confirmado. El recurso a medidas excepcionales se estabilizó entre 1992 y mediados de 1996. No obstante, la UE sigue siendo el segundo usuario de procedimientos antidumping por orden de importancia. Si bien durante los últimos dos años se ha asistido a un incremento del número de medidas vigentes, que afectan en particular a los productos textiles, el número de iniciaciones ha disminuido. En cuanto a otros instrumentos de defensa comercial a los que se puede recurrir en aplicación de las normas de la OMC, por ejemplo, las salvaguardias y las medidas compensatorias, su utilización es sólo esporádica.

En 1996, la UE introdujo una "estrategia de acceso al mercado" cuya finalidad es conseguir mejor acceso a los mercados de terceros países mediante una utilización más ajustada, sistemática y coordinada de los instrumentos comerciales disponibles. Según la Comisión la estrategia no se plantea crear nuevos instrumentos comerciales o poner en entredicho las obligaciones que corresponden a la Unión en el marco de la OMC. Hasta la fecha la principal medida concreta ha sido la creación de una base de datos que recopila información sobre los "obstáculos" existentes fuera de la UE. La Comisión se propone preparar informes en los que se especificarán los países prioritarios y se enumerarán sus obstáculos comerciales.

Los cambios recientes en las normas de origen se relacionan con la armonización de dichas normas entre los países europeos y la creación de un territorio único para la determinación del origen entre los países EEE, AELC y PECO (en total 28 países). Es probable que el nuevo sistema fomente aún más el desarrollo del tráfico de perfeccionamiento pasivo y las operaciones de montaje en la región en sentido amplio, en particular en las esferas de los textiles, las prendas de vestir y las industrias automovilísticas.

Los esfuerzos tendentes a lograr la armonización de las normas y requisitos técnicos en el Mercado Único, que se han intensificado durante los últimos dos años, se han reflejado al nivel internacional por la conclusión de acuerdos de reconocimiento mutuo con los Estados Unidos, Australia, el Canadá y Nueva Zelandia.

Medidas que afectan a la producción y al comercio

A medida que se reduce en la frontera la protección tradicional se vuelven más manifiestos los obstáculos internos al comercio, la asignación de recursos y la competencia. La asistencia gubernamental prestada a las economías de la UE sigue siendo considerable, del orden de 100.000 millones de ecus de ayuda estatal prestada por los Estados miembros, por añadidura de otras formas de incentivos a la inversión y ayudas ofrecidos por las administraciones locales, así como por programas comunitarios de subvenciones. La apertura de la contratación pública (que representa el 12 por ciento del PIB de la Unión), se beneficia de un marco comunitario e internacional mejorado, pero hasta la fecha ha tenido un efecto limitado; por lo demás, a pesar de la liberalización gradual, la supervivencia de estructuras monopolísticas en determinados mercados de servicios lleva aparejados costos elevados para las industrias y consumidores usuarios. Muchos de estos problemas se están abordando mediante una política de competencia activa.

La Comisión sigue examinando y vigilando las ayudas estatales en la Comunidad. El sistema, que es complejo y diferenciado, refleja el gran número y la amplia variedad de programas de ayuda disponibles. Las autoridades de la UE han estado tratando de estrechar el alcance de las exenciones por sectores en esferas como la del acero, los textiles y los servicios. Se produjo un aumento de la ayuda estatal en 1992-94 con respecto a la otorgada en 1990-92; todavía no se dispone de estadísticas más recientes.

El Acuerdo sobre Contratación Pública de la OMC se integró en el régimen de la UE desde su entrada en vigor. La Unión ha comenzado la labor de adaptar determinadas directivas al Acuerdo sobre Contratación Pública para garantizar la coherencia y simplificar su aplicación. A pesar de que el marco legislativo del Mercado Único en la esfera de la contratación pública esté establecido, no todas las directivas se han transpuesto completamente en leyes nacionales y su repercusión económica ha sido hasta la fecha relativamente menor.

En los últimos dos años se ha producido una rápida proliferación del número de asuntos relativos a la política de competencia, lo que refleja el número creciente de fusiones, adquisiciones y alianzas estratégicas transfronterizas tanto dentro de la UE como en el plano internacional. Estas últimas plantean nuevos desafíos a las autoridades encargadas de la competencia y la Unión, por consiguiente, ha estado tratando de adaptar su propio marco y de fomentar la cooperación internacional. Las negociaciones bilaterales entre la UE y los Estados Unidos para profundizar el Acuerdo de 1991 sobre cooperación en política de la competencia, dio lugar en 1997 a un Acuerdo por el que se reforzaba la aplicación del principio de "reciprocidad positiva" en la aplicación de las leyes respectivas en materia de competencia. La UE ha seguido abogando por la elaboración de un marco de política de competencia al nivel multilateral y está apoyando enérgicamente el programa de trabajo de la OMC en el que se aclara la conexión entre el comercio y la política de competencia.

Política comercial por sectores

El período se ha caracterizado por la aplicación de los Acuerdos de la OMC y por el perfeccionamiento del Mercado Único, mas no por cambios esenciales del ordenamiento. Por lo general los procesos internos y externos están contribuyendo a crear un mercado más abierto y competitivo. Con todo, la realización del Mercado Único dista mucho de haberse completado, si bien está más avanzada en la industria que en los servicios.

En la esfera de la agricultura, los precios de mercado favorables han facilitado la aplicación de la reforma de la PAC y el cumplimiento de las obligaciones en el marco de la OMC, aumentando gradualmente la exposición del sector a la competencia. Los aranceles medios han disminuido, pero subsisten elevados derechos fuera de cuota para proteger sectores sensibles. Ciertos aspectos de la administración de contingentes arancelarios, así como la utilización de salvaguardias especiales y de subvenciones a la exportación también han sido motivo de preocupación para otros Miembros de la OMC. Como resultado de los precios de intervención reducidos y de las tendencias de los precios internacionales, vinculadas fundamentalmente a los cambios en los sectores de los cereales y la carne de ovino, en 1996 se registró una reducción del 8,7 por ciento en el equivalente de subvención a la producción y una reducción de un tercio en el equivalente de subvención al consumo. Las transferencias financieras a la agricultura han seguido creciendo pero su participación en el presupuesto de la UE es menor. También se han producido cambios en la forma en que se facilita la asistencia, con una tendencia a los pagos directos. Los ingresos agrícolas han seguido aumentando en particular para los productores de cereales y carne distinta de la de bovino, gracias a unos precios mundiales elevados y al cambio en las pautas de apoyo a la agricultura.

Es probable que ciertas consideraciones presupuestarias, y en particular la repercusión de la adhesión futura de los países de Europa Central y Oriental, imponga nuevas limitaciones a las subvenciones agrícolas. Ciertas medidas para hacer frente a esos problemas y preparar la segunda fase de las negociaciones con arreglo al Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC figuran entre las propuestas de la "Agenda 2000" de la Comisión en la que se hace hincapié en la adopción de medidas más orientadas al mercado, en una dependencia menor de los sistemas de apoyo de precios y de las subvenciones a la exportación, en una reducción de las intervenciones y en un mayor énfasis en el sostenimiento directo de los ingresos.

En general la industria manufacturera se ha beneficiado de reducciones continuas de los obstáculos arancelarios y no arancelarios. La aplicación de las normas de la OMC a los textiles y las prendas de vestir, la introducción del ATI y las medidas de realización del Mercado Único refuerzan esta tendencia y aumentan la exposición de las industrias protegidas a la competencia internacional.

Sin embargo, subsisten debilidades estructurales en sectores clave como los de los automóviles o ciertos segmentos de la industria electrónica. Los estudios apuntan en dirección a una especialización insuficiente tanto en materia geográfica como de producto, disminuciones en las partes de mercado y una cierta pérdida de ventajas tecnológicas. En esas industrias, la persistencia de una combinación de aranceles elevados, ayuda estatal y fragmentación del mercado pueden haber retrasado la adaptación a nuevas tendencias, exigencias y tecnologías del mercado.

La UE, consciente de la necesidad de reducir los costes en servicios de insumo, ha convertido la eliminación de las restricciones al comercio de servicios en un objetivo fundamental de su política. El modo en que se ha procedido ha sido constante y determinado, mas la velocidad de la reforma ha quedado necesariamente condicionada por factores políticos. Durante los dos últimos años la Comunidad ha seguido avanzando en dirección a la liberalización en algunos sectores clave de los servicios, por ejemplo, mediante los preparativos para la completa liberalización del mercado interno del transporte aéreo y, particularmente, de las telecomunicaciones. Este ímpetu interno se ha visto respaldado por un enfoque coherente de las negociaciones multilaterales; en general, la UE ha sido una fuerza impulsora de las recientes negociaciones AGCS, ha presentado ofertas o compromisos sustanciales y dedicado energía considerable al estímulo de otros participantes para que imiten su ejemplo.

La Comunidad y sus Estados miembros también han emprendido la apertura de determinados servicios públicos "esenciales" como los de suministro de electricidad y gas y los servicios postales, a pesar de que en algunos casos se hayan fijado largos períodos de transición. En esas esferas, se manifiesta con frecuencia la necesidad de mantener un equilibrio entre la apertura del mercado y el suministro de unos servicios públicos garantizado. Por tanto, en materia de liberalización de las telecomunicaciones, las autoridades de la UE han prestado atención especial a la definición de un servicio universal a un precio asequible.

Perspectivas

La protección de las importaciones, otras formas de asistencia y la utilización de medidas coyunturales revisten importancia en algunos sectores. No obstante, como resultado de los esfuerzos combinados del proceso de realización del Mercado Único y de la aplicación de los Acuerdos de la OMC, las políticas y prácticas comerciales de la UE por lo general han evolucionado en una dirección favorable. La práctica supresión de las limitaciones voluntarias de las exportaciones y una reducción de la dependencia de las medidas arancelarias y no arancelarias, unidas a la observancia de las normas y disciplinas de la OMC, están aumentando la apertura y la previsibilidad del mercado. Esas tendencias ofrecen pruebas alentadoras de que el marco multilateral de normas y disciplinas constituye un punto de referencia en la elaboración de las políticas de la Unión cuya importancia es considerable y aumentará cada vez más.

El proceso de realización del Mercado Único ha estimulado la competencia interna, lo que en ocasiones ha deparado ventajas a los proveedores de terceros países. La introducción de la moneda única, los límites presupuestarios, la perspectiva de una nueva ampliación y las negociaciones internacionales con los nuevos acuerdos en sectores económicos fundamentales, como los servicios financieros, mantendrán probablemente el empuje en favor de nuevas reformas en las esferas económica y comercial.

La ampliación de la Unión y la expansión de la red preferencial de acuerdos de libre comercio de la UE no pueden menos que suscitar la preocupación de los interlocutores comerciales n.m.f. ante una posible desviación del comercio. También se manifiestan inquietudes acerca de los efectos sistémicos en la OMC. Al mismo tiempo, es evidente que la UE está procediendo a una nueva evaluación en profundidad tanto de la pauta de sus relaciones de zona de libre comercio como de sus relaciones con los Acuerdos de la OMC y con los interlocutores n.m.f. De hecho, la proliferación de formas de cooperación económica y de niveles de preferencia comercial ha inducido al Consejo de Ministros a hacer un llamamiento para que se considere de forma más cuidadosa tanto la conformidad de los acuerdos preferenciales con las normas de la OMC como la aclaración de las normas de la OMC aplicables a los acuerdos comerciales regionales.

En general, los factores comunes al proceso del Mercado Único y a los compromisos existentes o nuevos en el marco de la OMC parecen estar contribuyendo conjunta y simultáneamente al beneficio de la Unión y de sus interlocutores comerciales y ese resultado puede capitalizarse provechosamente. Al propio tiempo, también hay lecciones que cabe aprender del proceso de integración europea y de la evolución de sus disciplinas y estructuras con miras al perfeccionamiento del sistema multilateral.

Informe del Gobierno

ÓRGANO DE EXAMEN DE LAS POLÍTICAS COMERCIALES
UNIÓN EUROPEA
Informe del Gobierno

Introducción

Este es el primer examen provisional de las políticas comerciales de la UE realizado con arreglo a las disposiciones revisadas del Mecanismo de Examen de las Políticas Comerciales (MEPC).

Desde el último examen de las políticas comerciales de la UE, ha habido muchos debates en el seno de la UE sobre cuestiones relacionadas con el crecimiento económico, la creación de puestos de trabajo y la competitividad internacional. Este último aspecto, vinculado a la globalización de la economía mundial ha adquirido una importancia creciente entre los temas de interés público, ya que la competencia en una economía global ha sido percibida de manera diferente por los diversos sectores de la sociedad.

Este contexto es importante para el proceso de examen de las políticas comerciales en la OMC. Al igual que todas las esferas de la política económica, la política comercial es un instrumento destinado a brindar la prosperidad económica a los individuos y a la sociedad, así como el apoyo económico para la adopción de cualquier clase de medidas de previsión social que las sociedades consideren adecuadas. Las autoridades públicas han tratado de destacar las ventajas de una mayor integración a nivel mundial y a tal efecto han señalado que las exportaciones extracomunitarias ya representan el 9 por ciento del PIB y el 10 por ciento del mercado del empleo de la UE (aproximadamente el PIB de los Países Bajos, de Austria, de Finlandia y de Portugal).

En los dos últimos años este debate ha representado un aspecto importante de la política económica interna y externa de la UE y de los distintos Gobiernos europeos. Al mismo tiempo, la UE se ha ocupado de hacer frente a las consecuencias de su ampliación más reciente, de la preparación de otras ampliaciones futuras, de la introducción del euro y de la consolidación de numerosos aspectos de sus relaciones económicas exteriores. En cada una de esas esferas de actividad, nuestro planteamiento ha reflejado un compromiso fundamental en pro de una economía de mercado abierta y dinámica que apoye los niveles adecuados de previsión y protección social, así como el desarrollo sostenible.

El régimen abierto de comercio multilateral consagrado de forma prominente en el Acuerdo sobre la OMC es un punto central de anclaje para las dimensiones externas de este programa más amplio. El sistema de normas, los compromisos en materia de acceso a los mercados, la aplicación mediante el sistema de solución de diferencias y el compromiso de negociaciones y liberalización futuras previsto en el programa de trabajo incorporado de la OMC proporcionan un marco externo para la adopción y aplicación de las políticas económicas adecuadas, de manera semejante a la que nuestro propio programa relativo al mercado interno proporciona un sistema de reglas, un medio de aplicación y sobre todo un marco continuo para el desarrollo futuro del mercado interno de la UE. La UE mantiene su compromiso para con el objetivo fundamental de la OMC de lograr una liberalización multilateral progresiva, basada en el principio de no discriminación.

Principales acontecimientos registrados en la UE desde el último examen

En los dos últimos años, esta perspectiva más amplia se ha reflejado en los siguientes acontecimientos importantes:

a) Las consecuencias económicas y comerciales de la ampliación de la UE por la incorporación de Suecia, Finlandia y Austria con efecto a partir del 1º de enero de 1995. Este acontecimiento fue significativo tanto desde el punto de vista interno -dado que tres economías importantes pasaron a integrarse plenamente en el mercado único- como por el hecho de haber cambiado el perfil externo de la UE en el seno de la OMC. En particular, los tres nuevos Estados miembros adoptaron desde el principio el arancel aduanero común de la Comunidad y el proceso de compensación previsto en el párrafo 6 del artículo XXIV del GATT de 1994 se concluyó con rapidez y de manera satisfactoria, en plena conformidad con las normas de la OMC.

b) A finales de 1995, entró en vigor la etapa final de la unión aduanera con Turquía. Se trata de un logro importante que hace realidad una ambición que la UE y Turquía compartían desde principios del decenio de 1960. Siguen en vigor algunas disposiciones transitorias limitadas aplicables a ciertos productos industriales, y los progresos en el ámbito de la liberalización agrícola, pese a ser más lentos, son significativos.

c) A escala más amplia, el proceso de trabajar en colaboración con los interlocutores de Europa Central y Oriental para quienes la adhesión a la UE es una aspiración compartida, se ha convertido a lo largo de los dos últimos años en un proceso variado y completo de cooperación, asistencia técnica y verdadera integración económica, sobre la base de los Acuerdos Europeos que la UE ha celebrado con cada uno de los 10 países interesados.

Más recientemente, la Comisión ha emitido sus dictámenes sobre las candidaturas de adhesión de los 10 interlocutores de Europa Central y Oriental. La Comisión recomendó que se entablaran negociaciones con Polonia, la República Checa, Hungría, Eslovenia y Estonia. En lo que respecta a Rumania, Eslovaquia, Letonia, Lituania y Bulgaria, la Comisión estima que las negociaciones deberán entablarse tan pronto como esos países reúnan las condiciones definidas por el Consejo Europeo de Copenhague. Está previsto que, en su reunión de diciembre en Luxemburgo, el Consejo Europeo adopte las decisiones necesarias sobre el proceso general de ampliación.

Los dictámenes de la Comisión formaban parte de la Agenda 2000, que describe las posiciones de la Comisión con respecto al desarrollo de la Unión Europea, concretamente en lo que se refiere a la ampliación futura y a los desafíos que plantea a la UE el siglo XXI. Esas propuestas, que actualmente están siendo examinadas en el seno de la UE, tienen por fin establecer un nuevo programa abierto y orientado al exterior, basado en los objetivos de la ampliación de la UE y de la reforma sustantiva de los sectores clave de la política comunitaria. Ello incluye propuestas para la reforma de la agricultura, la financiación del desarrollo regional y las disposiciones presupuestarias para el período 2000-2006.

En el seno de la UE, el proceso de consolidación de la vinculación entre el mercado interno y el sistema de la OMC prosigue. En 1995 y 1996, la UE ha puesto en marcha el proyecto Aduana 2000, cuya finalidad es consolidar la maquinaria institucional de la UE en la Organización Mundial de Aduanas y la OMC, así como brindar el apoyo institucional y técnico necesario para la cooperación entre la Comisión y las administraciones de los Estados miembros en la gama completa de procedimientos aduaneros.

El Mercado Único

A finales de 1996, la Comisión terminó el primer examen completo del funcionamiento del Mercado Único. El resultado de ese examen ha demostrado que el programa del Mercado Único ha sido eficaz al facilitar la integración de las economías de la UE. Al mismo tiempo, ha puesto de relieve algunas esferas en las que debe seguirse trabajando para asegurarse de que todas las ventajas de la realización del mercado único se concreticen. Esto ha quedado plasmado en un Plan de Acción relativo al Mercado Único adoptado por el Consejo Europeo de Amsterdam en junio de 1997. Resulta alentador para el proceso del MEPC el hecho de que el examen del Mercado Único haya demostrado también que los terceros países que suministran bienes, servicios e inversiones a la UE han sacado tanto partido de la realización del Mercado Único como las personas y las empresas de la UE.

En el contexto del mercado interno, también se han producido acontecimientos importantes en el ámbito de la política económica. La adopción en 1994 del Libro Blanco titulado "Crecimiento, competitividad y empleo: retos y pistas para entrar en el siglo XXI" ha constituido el factor clave para una reflexión política ulterior sobre una serie de cuestiones microeconómicas.

Han seguido adoptándose medidas preparatorias para la introducción del euro conforme a lo previsto en el Tratado de Maastricht. Este proceso ha desempeñado un papel importante en la definición de políticas macroeconómicas en el seno de la UE y ha contribuido al continuo desarrollo de un proceso más amplio de convergencia entre la economía y la política económica.

La UE y la OMC

En el contexto de la OMC, mientras que la Conferencia Ministerial de Singapur, la conclusión del ATI y el Acuerdo sobre Telecomunicaciones Básicas representan hechos culminantes de estos dos últimos años, es importante recordar que el proceso de aplicación de los resultados de la Ronda Uruguay también constituye un aspecto preponderante de la actividad de la UE a lo largo de este período. La tarea se ha visto complicada por el hecho de que la aplicación ha coincidido con la ampliación, y con la aplicación de la reforma de la Política Agrícola Común de la UE.

Al mismo tiempo, se han introducido nuevas medidas para abordar el problema de los obstáculos al acceso a los mercados en terceros países a raíz de la adopción de una nueva estrategia de acceso al mercado y de un reglamento conexo sobre obstáculos al comercio. La estrategia de acceso al mercado adoptada por el Consejo de Ministros de la UE tiene por finalidad expresa proporcionar una articulación clara y eficaz entre las relaciones multilaterales de la Comunidad y su enfoque de las cuestiones bilaterales relativas al acceso a los mercados con los interlocutores comerciales en el marco más amplio de la OMC. Esas iniciativas deben considerarse en el contexto del compromiso fundamental de la UE hacia el sistema de solución de diferencias y de su profunda preocupación ante el recurso a medidas unilaterales para resolver las diferencias comerciales.

La UE sigue participando activamente en la labor del Órgano de Solución de Diferencias de la OMC (OSD). La UE ve el pronunciado aumento del número de casos sometidos a la OMC como una prueba de que el sistema de solución de diferencias ha respondido a las expectativas de los Miembros de dotarse de un medio eficaz para la solución de las diferencias comerciales. Se trata de una contribución importante a la liberalización del comercio y la aplicación de los compromisos resultantes de la Ronda Uruguay. Al mismo tiempo, un número considerable de los casos sometidos al sistema de solución de diferencias se han resuelto de manera amistosa en alguna etapa del procedimiento. Este hecho positivo indica que los Miembros no han perdido de vista el objetivo del mecanismo de solución de diferencias que consiste en encontrar soluciones mutuamente aceptables para los interlocutores y compatibles con los acuerdos abarcados, y sugiere que las mejoras del sistema de solución de diferencias acordadas al término de la Ronda Uruguay han alcanzado su objetivo. La UE se ha comprometido firmemente a apoyar y mejorar tanto la eficacia como la credibilidad del mecanismo de solución de diferencias.

Todos esos acontecimientos sirvieron de base a los preparativos de la Comunidad para la Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en diciembre de 1996 en Singapur. Además de su enfoque sobre las cuestiones de acceso al mercado, la UE también adoptó políticas relacionadas con el comercio y el medio ambiente, las inversiones y la competencia, y sentó las bases internas para la negociación, que fue exitosa, del Acuerdo sobre Tecnología de la Información en Singapur.

En lo que respecta a las inversiones, la UE considera apropiado que el Grupo de la OMC sobre las inversiones pueda ampliar el área de estudio abarcada estos últimos años en el marco del acuerdo multilateral sobre inversiones. El establecimiento de las condiciones adecuadas para las inversiones extranjeras será un fundamento importante para una mayor integración de la economía mundial y para el desarrollo del comercio en los años venideros.

En lo concerniente al medio ambiente, la UE se había marcado objetivos ambiciosos para el Comité de Comercio y Medio Ambiente de la OMC de cara a la Conferencia de Singapur. Por desgracia, no fue posible concretizar los múltiples progresos que la UE había confiado en realizar sobre esta cuestión. No obstante, la UE sigue empeñada en llevar adelante esta cuestión en la OMC y en otros foros multilaterales durante los próximos años. La UE está convencida de que este tema constituye un elemento central del objetivo más amplio del desarrollo sostenible.

Con respecto a la competencia, la UE considera que es importante desarrollar la labor llevada a cabo por el Grupo de la OMC encargado de esta cuestión, establecido a raíz de la Conferencia de Singapur, para analizar hasta qué punto las condiciones de competencia pueden apoyar eficazmente el acceso a los mercados en una economía mundial cada vez más integrada.

En materia de comercio y normas del trabajo, la UE estima que el crecimiento y el desarrollo económicos favorecidos por una mayor liberalización del comercio contribuyen a la promoción de las normas fundamentales del trabajo. La UE rechaza la utilización de las normas del trabajo con fines proteccionistas y conviene en que no debe cuestionarse en absoluto la ventaja comparativa de los países, en particular de los países en desarrollo de bajos salarios. Como se acordó en Singapur, la labor destinada a promover las normas fundamentales del trabajo debe continuar.

El ATI adoptado en Singapur y actualmente en vigor recibió el apoyo de la UE desde su concepción. Ya han tenido lugar las primeras reducciones arancelarias. Gracias al ATI, las industrias tendrán asegurado el acceso sin restricciones a los equipos de tecnología de la información -no sólo las que utilizan componentes electrónicos para su fabricación, sino también las industrias que no se dedican a la tecnología de la información o las del sector de los servicios, las cuales, para seguir siendo competitivas, necesitan tener acceso a los últimos conocimientos en materia de sistemas informáticos y soporte lógico, y a unos precios mundialmente competitivos. La industria de la tecnología de la información puede acelerar su evolución hacia la producción global sobre una base más racional si sabe que se suprimirán los aranceles (que actúan como impuestos internos). Con la vista puesta más allá de los resultados ya obtenidos, la UE espera que otros países se adhieran al ATI. La UE también está contribuyendo activamente al examen de los productos comprendidos en el Acuerdo y otros temas conexos, como está previsto en el Anexo de la Declaración de Singapur sobre el Comercio de Productos de Tecnología de la Información.

La conclusión en 1997 del Acuerdo sobre Telecomunicaciones Básicas de la OMC supuso también una importante ampliación de las normas internacionales y una apertura a nuevos mercados para la UE. El proceso de liberalización interna del mercado de las telecomunicaciones de la UE está en una fase bastante avanzada y se habrá completado el 1º de enero de 1998, la misma fecha de la entrada en vigor del Acuerdo sobre la OMC. Para la fecha convenida estaremos en condiciones de confirmar la incorporación de todos los compromisos contraídos en las reglamentaciones internas correspondientes, tal como está previsto en el Cuarto Protocolo.

En Singapur, la UE apoyó los esfuerzos encaminados a llevar adelante el Plan de Acción para los Países Menos Adelantados (PMA), aprovechando una Reunión de Alto Nivel sobre la ayuda a los PMA que debe celebrase en Ginebra a finales de octubre, como medio para concentrar esfuerzos suplementarios en pro de una mejor integración de los países menos adelantados en la economía mundial y en el sistema multilateral de comercio. La UE ha decidido las maneras de mejorar el acceso a su propio mercado de los productos procedentes de los PMA en el contexto de su esquema SGP, y actualmente está estudiando la mejor manera de desarrollar las posibilidades de acceso al mercado para sus interlocutores de los países ACP, cuando haya expirado en el año 2000 el actual Convenio de Lomé. A la UE le sigue preocupando que los países menos adelantados no se hayan beneficiado plenamente de la entrada en vigor del Acuerdo sobre la OMC y que cada vez estén más marginados en el contexto de la economía mundial. La UE seguirá tratando esta situación como una cuestión prioritaria de su labor futura y velará por que el programa de trabajo de la OMC siga atribuyendo especial importancia a las medidas destinadas a fomentar la integración de los países menos adelantados. Entre los medios posibles para atenuar estos problemas figurarían una mejor coordinación de la asistencia técnica en materia de comercio y una simplificación de las normas de origen, pero también un compromiso más amplio por parte de los Miembros de la OMC de lograr una reducción de los aranceles aplicables a los productos de los PMA, comparable a la que ya practica la UE. Como medida práctica destinada a mejorar el acceso de los PMA a los mercados, la UE ofrecerá a todos esos países, a partir del 1º de enero de 1998, las mismas condiciones de acceso previstas en el Convenio de Lomé.

La UE ha adoptado una posición progresista en los trabajos que se están realizando en la OMC en esferas tales como la facilitación del comercio, las normas internacionales, las prácticas contempladas en el Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio y las normas de origen, así como en las deliberaciones del Consejo de los ADPIC.

La política de la UE con respecto a los acuerdos comerciales regionales preferenciales ha seguido evolucionando después del establecimiento del Comité de Acuerdos Comerciales Regionales de la OMC a principios de 1996. Convencida de que es necesario apoyar el sistema multilateral de comercio y asegurar la plena compatibilidad con él de las políticas regionales, la UE es una firme defensora de los trabajos realizados por ese Comité, y de su labor sistémica sobre la interacción entre los acuerdos comerciales regionales preferenciales y los derechos y obligaciones dimanantes de los Acuerdos de la OMC, incluida la cuestión de si es o no necesario aclarar esos derechos y obligaciones. En lo que respecta a sus propios acuerdos preferenciales, la UE ha adoptado directrices claras que dan prioridad a los compromisos y mandatos existentes, y que sirven de base para que la UE siga negociando algunos nuevos acuerdos preferenciales en el futuro. Las directrices de la UE también garantizan que toda nueva propuesta de acuerdo preferencial será evaluada sobre la base de una lista indicativa de criterios, que permitan un análisis detenido y coherente, caso por caso, a la luz de las obligaciones multilaterales.

La UE también se ha esforzado considerablemente en desarrollar diálogos regionales importantes sobre cuestiones de política comercial con los Estados Unidos y el Canadá, así como con los interlocutores de Asia, la región mediterránea y América Latina. Las relaciones con los Estados Unidos y el Canadá se han visto marcadas por la introducción en 1995 de la Nueva Agenda Transatlántica con los Estados Unidos, y la firma de la Declaración Común y el Plan de Acción UE-Canadá en diciembre de 1996. Estos acuerdos han proporcionado la base para un nuevo período de estrecha colaboración entre la UE, los Estados Unidos y el Canadá, que permitirá abordar eficazmente la política exterior, las preocupaciones globales y otros problemas económicos.

En lo que respecta a los Estados Unidos, la Nueva Agenda Transatlántica reafirma el compromiso mutuo de la UE y los Estados Unidos de reforzar el sistema multilateral de comercio y ha contribuido a sentar las bases del ATI y del Acuerdo sobre Telecomunicaciones Básicas de la OMC. Sin perjuicio de este compromiso, la UE y los Estados Unidos trabajan, en el proceso del nuevo mercado transatlántico citado, para identificar y reducir los obstáculos al comercio y las inversiones, con frecuencia en respuesta a iniciativas de los círculos empresariales. El reciente Acuerdo de Reconocimiento Mutuo en materia de Evaluación de la Conformidad es un buen ejemplo de ese esfuerzo. También con el Canadá, el plan de acción ha empezado a traer sus frutos con la conclusión de acuerdos de reconocimiento mutuo de la evaluación de la conformidad y de cooperación aduanera y asistencia mutua. También han finalizado conversaciones sobre los acuerdos de cooperación en materia de competencia y de equivalencia veterinaria.

En cuanto a los interlocutores asiáticos, la importancia creciente de las relaciones entre la UE y toda la región asiática ha quedado demostrada con la creación en 1996 de la Cumbre Asia-Europa como foro permanente para el debate de temas políticos y económicos. En el ámbito del comercio, la Cumbre Asia-Europa, pretende mejorar las oportunidades económicas y de inversiones para ambos interlocutores a través de mecanismos tales como un plan de acción de promoción de las inversiones, adoptado recientemente, un plan de acción de facilitación del comercio y una iniciativa de cooperación en materia aduanera. Los nexos entre la UE y la ASEAN también se han reforzado con la conclusión en 1997 de un Acuerdo Ministerial relativo a un programa tendiente a la creación de una "nueva dinámica" de las relaciones UE-ASEAN en varias esferas, incluida la económica.

Para la UE, también es cada vez mayor la importancia de América Latina. Los intercambios comerciales entre las dos regiones han aumentado considerablemente en los últimos años. En diciembre de 1995 se concluyó un acuerdo marco de cooperación UE-MERCOSUR. En junio de 1996 se concluyó un acuerdo similar con Chile, y en julio de 1997 se rubricó un acuerdo económico y de cooperación entre la UE y México. Esos acuerdos aseguran una cooperación reforzada sobre una amplia gama de actividades políticas, económicas y comerciales. Durante el período considerado también se concluyó una nueva generación de acuerdos euromediterráneos bilaterales entre la Comunidad y algunos de sus interlocutores de la región mediterránea. Esos acuerdos garantizan la liberalización del comercio en el marco general de la cooperación política y económica, y representan un primer paso hacia la creación de la futura zona de libre comercio euromediterránea.

La UE mantiene vivo su interés en mejorar el Acuerdo sobre Contratación Pública y en que se amplíe tanto el número de miembros como el ámbito de aplicación del mismo. Además, la UE ha desempeñado un papel activo en la labor de un grupo encargado de estudiar la transparencia en los procedimientos de contratación pública, así como en los trabajos sobre la contratación de servicios. De cara al futuro y en el contexto más amplio del sistema económico mundial, la UE ve en la contratación pública un sector importante para una mayor liberalización que se base en los resultados de los trabajos en curso.

Orientación futura de las políticas

Mirando hacia el futuro, una parte esencial del enfoque de la UE respecto de la política comercial exterior sigue siendo su compromiso en favor de una mayor liberalización del comercio multilateral basada en el sistema de la OMC. Ello queda y seguirá quedando patente de las siguientes maneras:

a) la UE se ha comprometido a atenerse al marco para una mayor liberalización establecido a raíz de las decisiones adoptadas en el momento de la creación de la OMC (el denominado programa incorporado); en lo que respecta a las decisiones suplementarias adoptadas en Singapur para incluir aspectos relativos a las inversiones, la competencia y la contratación pública en el programa de trabajo de la OMC, la UE es totalmente favorable al calendario convenido para abordar esas cuestiones y espera con interés tomar parte activa y constructiva en este proceso. Del mismo modo, la UE tiene el propósito de contribuir positiva y activamente a las iniciativas que se formulen en el futuro para revisar el ámbito de aplicación del ATI;

b) a hacer progresar los trabajos relativos a la facilitación del comercio (incluidas las cuestiones relacionadas con las normas y las reglamentaciones, las normas de origen, los procedimientos aduaneros y el comercio de la electrónica);

c) a seguir desempeñando un papel preponderante en la adhesión de nuevos Miembros a la OMC, en plena conformidad con las normas de la OMC y sobre la base de compromisos significativos en materia de acceso a los mercados; y

d) a velar por que los problemas tradicionales del acceso a los mercados se mantengan en el punto de mira de los trabajos futuros de la OMC.

Para la UE, el objetivo principal es un compromiso político compartido de culminar con éxito estas negociaciones y de aplicar plenamente los compromisos negociados. El sistema de la OMC y a escala más amplia el sistema multilateral de comercio sólo continuarán su desarrollo si cuentan con el apoyo incondicional de los Miembros de la OMC, tanto en sus actitudes hacia los demás Miembros como en la manera de explicar a sus propios electores las ventajas reales y a largo plazo de la liberalización del comercio. Los gobiernos no deben atenuar los verdaderos desafíos y las dificultades que puede engendrar el cambio económico, pero tampoco deben permitir que el debate sobre las cuestiones comerciales se lleve a cabo de forma fragmentada o sobre una base sectorial, sin facilitar una visión clara de las ventajas globales y mutuas que se derivan de una liberalización general y de amplio alcance.

El proceso de adhesiones, el programa incorporado y el programa de trabajo de la OMC brindan en conjunto una ocasión incomparable para aumentar la liberalización y la participación de todos los países en la economía mundial. Para la UE, la necesidad de abordar esta tarea de manera completa y global es indiscutible. Aunque se ha realizado una labor considerable desde el establecimiento de la OMC, por ejemplo, en relación con el ATI y las negociaciones sobre telecomunicaciones, o los trabajos en curso sobre los servicios financieros y otras cuestiones, los progresos que pueden hacerse sobre una base ad hoc o sectorial siempre tienen un límite. Las dificultades del acceso a los mercados y los desafíos de la reglamentación se abordan mejor globalmente, de manera que todos los participantes puedan tener la visión más amplia posible de sus intereses económicos y de otro tipo. Aprovechar esta oportunidad será la primera tarea de los Miembros de la OMC en el nuevo milenio.